lunes, 28 de marzo de 2016

40 días sin Facebook y no vas a creer lo que sucedió


Lo siento pero es que me encantan estos titulares de "noticias" que te pican con el aguijón del morbo para luego contarte cosas supuestamente fascinantes, que le han pasado a personas normales, haciendo cosas más o menos simples. De ahí el título de esta entrada. (Advierto que esta es un poco diferente porque cuenta con más de las habituales 250 palabras que suelen tener las entradas de este estilo).



En esta ocasión, yo misma decidí hacer algo bastante normal y fue no consultar Facebook en los últimos 40 días. Las motivaciones tampoco vienen al caso pero me lo plantee como un reto interesante. (Ahora que escribo estas líneas me parece un poco absurdo, pero así fue). Al principio, algunas gentes me dijeron que era algo absurdo, que hoy en día Facebook es una herramienta más del día a día, como puede ser una cuchara, un bolígrafo o el propio ordenador; que perdería contacto o incluso eventos importantes que están ocurriendo en la vida de la gente de mi red (que no necesariamente de las personas más cercanas). A pesar de estas reflexiones, estuve decidida a hacerlo. Comencé por quitarme la aplicación del teléfono además de cerrar sesión en mi navegador, de tal forma que, en el caso de no superar la tentación, lo único que encontraría al poner la web sería la ventana de inicio y tendría tiempo para recapacitar mientras ponía el mail y la contraseña. 


En un primer momento fue costoso porque tenía el hábito de asomarme a esa ventana en cualquier momento libre, de desconexión en el trabajo o en momentos tan absurdos como en la cola del súper. A partir de ahí, comenzó un proceso de análisis que me llevo a descubrir cosas tan básicas como la cantidad de tiempo que perdía mirando fotos o enlaces a contenidos bastante chorras pero que, como siempre, te picaban con el gusanillo del morbo. Para cuando pinchaba y acababa de leer el susodicho contenido, no tenía la sensación de haber consumido algo que me hiciese sentir más inteligente o con información más valiosa, sino que solo servían para estar preparada ante la siguiente conversación sobre algún contenido viral del que yo también estaría al día.  De ahí salió la siguiente conclusión: la cantidad de conversaciones en las que Facebook y las cosas que pasan en él son protagonistas a lo largo de nuestro día. Nos pasamos la vida comentando el bebé de la risa contagiosa, las paridas muy bien traídas de Postureo o el último meme que da en el clavo de Cabronazi. Pero nada más. No consultar Facebook (en varias ocasiones y siendo pelín radical) me "quitó la capacidad" de participar en conversaciones que antes me resultaban muy animadas, las cuales versaban sobre estos y otros asuntos de calado como las "verdades más profundas" que hay detrás de la fundación de Podemos (otro mainstream) o cualquier trifulca de reality de medio pelo que estaba copando la actualidad. 

Tras estos ejercicios de desintoxicación y análisis y cuarenta y un días después, me decidí a abrir la aplicación: más de 70 notificaciones, varios privados, ningún nuevo amigo y un aviso sobre mi seguridad de Facebook fue lo que me encontré. Al echar un vistazo rápido me di cuenta de que:

1. No me acuerdo de los cumpleaños de la gente, incluso de algunos amigos que siento cercanos (reconozco la utilidad de Facebook en esto y mi abandonó absoluto por retener información tan importante. Si, ¡los cumpleaños son muy importantes!).

2. Según Facebook, me he perdido:
  • varias bodas (de gente que ni conozco)
  • spam, spam y spam
  • viajes exóticos con las consiguientes fotos molonguis que dan envidia y fardan mucho
  • spam, spam y más spam
  • algún que otro nacimiento
  • spam, spam, spam...
  • fotos de comida
  • spam ZZZzzzz...
  • varios estados o fotos de gente que, por lo que parece, necesita ayuda y solo encuentra como canal esta red para contarlo
  • Spam, spam y spam y entre col y col alguna lechuga como el mensaje de Pascua de David Cameron 

3. Me encontré que no sabía usar Facebook y aprovechar sus posibilidades. Ya no solo servía para estar en contacto con gente que esta lejos y que quiero, sino que se había convertido en un mediador de mis relaciones incluso con gente que veo a diario. Las personas asumimos que ya sabemos los unos de la vida de los otros por haber publicado una foto o haber puesto algún comentario, por lo que no nos detenemos en mantener una conversación de puesta al día (y si es con una caña, ¡mejor que mejor!). 

4. Sigo sin entender la política de noticias de Facebook.


Y mientras, en mi vida off-line pues conecté más con mi trabajo, libros e incluso vi pelis y series sin el teléfono en la mano y mi interés por otras ego-apps como Instagram disminuyó (aunque si que seguí con la actividad twittera). En realidad no es tanto lo que hice sino todo lo que dejé de hacer y disfrutar al 100% por estar pensando en aprovecharlo para darle una "vida" en la segunda ventana en vez de vivirlo a tope en directo. O la gente a la que dejé de llamar porque ya la veía en la web. Me lo he pasado bien haciéndolo y creo que una buena dieta de RRSS sienta bastante bien. 

miércoles, 9 de marzo de 2016

#PutaTesis se irá en Bicicleta

Desde le 26 de agosto que no tocaba este bitácora. Bueno, en los borradores encontré un intento de entrada el 3 de noviembre, una mandanga sobre bodas, blogs y demás ponzoña que no merece la pena retomar.

Seguimos pariendo a #PutaTesis. No se me escandalicen los más puristas que así es como denominamos cariñosamente a esos pequeños fetos que durante cuatro años hemos albergado más en nuestras cabezas que en nuestro vientre, y que en la recta final se convierten en un huevo que hay que empollar para que finalmente, lo rompan a cañonazos cinco miembros de un tribunal. Algunas lo han descrito con una precisión inmejorable, propia de quién lo ha vivido en carnes. Y otros, hacemos lo que podemos intentando explicar al mundo que lo nuestro es un trabajo 24-7 y que en este punto, la cosa (y nosotros con ella) está que arde.

Para que la crisálida eclosione y pase de #PutaTesis a libro maquetado más o menos respetable, hay que pasar crestas y valles con la única compañía de Spotify. El sherpa (a la sazón el director de tesis) es un narrador omnisciente que maneja los hilos de tus crisis existenciales, de palabras y de obras, con la finura de un orfebre o con la bestialidad de un cirujano, según se mire. Tan pronto te premia con un congreso molón como con unas correcciones que convierten tus páginas en un estupendo papel para envolver pescado. Lo hace con cariño, que conste, y es la brújula para llegar a un puerto alto con unas vistas bonitas.

En fin, lo cierto es que la banda sonora durante los últimos cuatro años de este parto han sido Coldplay, Travis, Ludovico, Ennio, Frankie, Miles, y un largo etcétera de figuras que me cantaban al oído intentando animar esos días solitarios bajo el foco de una lámpara no tan simpática como el logo pizpireta de Pixar.


El camino para ser la futura Dra. Pera en la sección de frutería de Mercadona es arduo. A veces no se ve ni la luz del flexo, ni al final del túnel. Ya no hay vacaciones, findes o cafés eternos arreglando el mundo. Solo está ella, #PutaTesis. Pero en esta recta final con un desnivel del 20% y las condiciones meteorológicas a mi favor (la lluvia, la nieve y el viento huracanado tras el paso de los siete jinetes del apocalipsis invernal son aliados para mi) me ha picado Blaumunt gracias a Nacho. Quizá es el producto catalán que más merezca la pena, muy por encima del cava que, bajo mi punto de vista, está sobrevalorado. Y sus Bicicletas me recuerdan que aún nos queda el verano. Y esta vez será sin #PutaTesis en la cabeza ni en el corazón. ¡Oh si! Eso anima más que a Carmen de Mairena la cirugía estética.




Estas divagaciones llegan en el punto álgido de un capítulo donde siento que he aprendido algo nuevo, aunque no sé si muy novedoso. Creo que después de todo, acabaremos como en Amsterdam, no fumando un porrito de un metro, sino cruzando puentes de una orilla a otra. Del saber, al hacer. Este es un homenaje para todos aquellos compañeros que más pronto que tarde llevarán bajo el brazo los dos o tres kilos que pesa una tesis. Estamos en ese punto digamos que cremoso entre el hastío,  la ilusión, el medios asco y el no sé que, que qué se yo. Pero tranquilos,  muchos lo están haciendo ahora, aunque sinceramente creo que la hornada buena está por llegar. ¡ÁNIMOS!





miércoles, 26 de agosto de 2015

Iberia, los años no pasan por ti

¡Hola a todos!


Mil disculpas por esta larga ausencia. No tengo excusa. Bueno, en realidad si porque en Nueva York pasan demasiadas cosas a la vez y a una no le da tiempo a digerirlo todo para luego contarlo. O más bien, si me pongo a contarlo pierdo el tiempo de alguna de esas cosas que pasan y... anyway! que voy a dejar de disculparme para contaros cosillas.

Os cuento que vuelvo ya  si Iberia me deja. Quería hacer el típico post resumen sobre lo maravilloso de mi estancia aquí, lo bien que me han tratado y demás... Pero como no tengo a Reverte para que me vengue, me redimiré a mi misma en este espacio. Bajo ningún concepto y hasta que se demuestre lo contrario, no recomiendo nunca, nunca, nunca jamás de los jamases, viajar con Iberia.  A grandes rasgos os cuento lo que me ha pasado.

- Allá por el mes de abril compré mis billetes para venir a USA con la compañía anteriormente patria. Yo, muy paisana, estaba emocionada por viajar con la compañía nacida en nuestra querida España, a pesar de que varias gentes mucho más viajadas que yo me dieron el pésame por semejante hazaña. He de decir, que yo compré directamente en la web los billetes, hice mi check-in online y viaje Pamplona-Madrid-New York más feliz que un regaliz.

- La cosa se empieza a complicar hace una semana, cuando comienzo a gestionar el viaje de hoy. El vuelo de vuelta lo opera American Airlines y en la web de Iberia me remiten a gestionar el vuelo desde la web de la compañía americana. Me dispongo a hacerlo sin problema, aunque no pude hacer más que poner la página web en el navegador, puesto que el localizador del billete era distinto al que me había dado Iberia a la ida. Al final, consigo hablar con alguien de American Airlines que tarda un poco más de la cuenta en soltar la info sobre el localizador porque Iberia había transferido mal mis datos. ¿Desde cuando mi fecha de nacimiento es el 21 de julio de 1991? ¿Hola? Si mi cumple está marcado en rojo en el calendario!!!!

- Cuando por fin se abre el check-in online, descubro que no lo puedo hacer. Llamo a la compañía y una señorita me dice que no lo puedo hacer porque no tengo asiento asignado, que solo lo tienen los de business y que lo haga en el aeropuerto. ¡Cohona! ¿Check in online un privilegio de ricos en pleno s.XXI?  ¿Estamos tontos o qué nos pasa? Así que acudí corriendo a poner en mi amado Twitter un comentario con copia a American Airlines y  Iberia. 



- Los tíos de American Airlines tardan cero coma segundos en contestarme y me dan un teléfono. Después de hablar con dos personas diferentes, finalmente una operadora me dice que en American Airlines hay que elegir el asiento desde que compras el billete y  que solo puedes hacer el check-in online si lo haces. Si no, tendrás que pagar mínimo $40-$50 más. Yo como ya había pagado casi $900 como que no estaba muy por la labor. Me dicen también que de eso me tenía que haber avisado mi agencia (es decir, Iberia que fue el intermediario). ¿SOLUCIÓN? Plántese en el aeropuerto al menos cuatro horas antes. 




- A todo esto Iberia missing... y eso que dice tener un servicio 24H. vía redes sociales. 

- Harta ya de tanta tontería, subo a la cuenta de Facebook de Iberia una foto sobre su atención al cliente con tres consejos para tratar a sus clientes como personas y no como paganinis de turno. Mi querida Mechi Richards desde Argentina le da a like y ahí ya me contestan diciendo que tenían muchas consultas, de ahí el retraso. 
El mensaje de Iberia reza de la siguiente manera:


Hola Carol, lamentamos que tengas esta opinión, pues estamos trabajando cada día por ofrecer el mejor servicio y atención, tanto en tierra como a bordo. De igual forma, te agradecemos que nos compartas tu opinión, pues este medio es una herramienta para mejorar nuestros servicios y todas las sugerencias son siempre bienvenidas. Con respecto a tu caso en especifico, desconocemos los detalles puntuales, pero en efecto nuestra atención en redes es 24/7 y si hay algo en lo que podamos apoyarte, por favor, envíanos un mensaje privado con más detalles de tu consulta. Saludos.


(Nótese que me ofrecen su apoyo....¿Apoyo? ¿Pero esto qué es un aerolínea o un terapeuta digital? Eso ya me lo dan mis amigos, familia, etc. Lo que quiero de vosotros es información, que no me generéis problemas y que si los ocasiona vuestra mala gestión, me los solucionéis rapidito).


- Mientras, esto sucedía en Twitter





- Mi respuesta fue un testamento vital explicando todo esta historia de manera resumida. ¿No os encanta es gente que te responde "manzanas traigo" cuando tu les dices "¿Adónde vas?". Su respuesta fue genial. Todo muy polite, pero si te vas después de 25 clicks, a la sección tercera del Antiguo Testamento, en la nota al pie de la profecía de Isaías, encontrarás la política de check-in online de nuestras compañías hermanas... 

Se ve que ellos tampoco se han leído la política de asignación de asientos de American Airlines (AA) porque insisten en decir que la "asignación de asientos se realiza de manera aleatoria", cuando AA me dice que hay que seleccionarla INDEPENDIENTEMENTE DE LA TARIFA en el momento de adquirir el billete y antes de que se habrá el plazo del check-in online. Y por supuesto, la aerolínea americana me dice que la responsabilidad de informar de esto es del intermediario (agencia o compañía aérea). 

¿Pero pensáis que la historia acaba aquí? No hombre no. A todo esto Iberia responde a los mensajes por Twitter y unilateralmente deciden que ya está solucionado porque "ya hemos despejado tus dudas por Facebook". ¿Hola? ¿Quién tenía una duda aquí? Porque hasta lo que yo se tengo varios problemas y todos ellos generados por la miscommunication de Iberia. 




Entre todas estas gestiones y lo que voy a esperar en el aeropuerto habré perdido el tiempo equivalente a 2/3 de una jornada de trabajo, de casi tres partidos de fútbol, dos veces lo que dura el musical de Los Miserables y el tiempo de Frozen, Inside Out y el Apóstol todo seguido. Pero Iberia, tú muy tranquila que tu canal 24 horas funciona, aunque aún no me queda claro para qué.  Vamos, que los tenéis más cuadrados que el caballo de Santiago en año jubilar. Y no sé por qué he puesto este símil, pero me he quedado tan ancha, como vosotros majetones. 

(Si el jueves no llego a España, ya sabéis a quién preguntar y por dónde) 
;-)










Aquí os dejo la consultoría gratuita que le hice a Iberia...

miércoles, 15 de julio de 2015

RIP in Arlington

Escuchaba yo el lunes  Bailando con Lobos, el gran programa de gemas musicales de Radios Kras, la radio independiente gijonesa que este año cumple 30 años. Sobre ella pesa un expediente sancionador por la ineficacia política (políticos que ahora se están hinchando a criticar la ley mordaza...de locos). Y entre polca y polca, el DJ Bajocero hizo un análisis sobre le parlamento asturiano digno de Pulitzer. En él, criticaba que a estas alturas de la película (desde el 24 de mayo) no tengamos presidente, que no hubiese posibilidad de votar en contra del candidato y que además, los parlamentarios más senior se comportasen como verduleras del Fontán. Vamos, un clásico moderno de la política española. 

Entre aplauso y aplauso de la ovación cerrada que le di mentalmente desde la biblioteca, recordé que no había contado nada en esta tribuna sobre mi fantástico viaje a Washington D.C. ni de la consiguiente visita al cementerio de Arlington. Si. Es tan inmenso como impresionante. Lo que comenzó siendo un cementerio para la reconciliación de la nación, es uno de los atractivo turísticos más visitados de Washington.




Quizá os preguntéis, con toda la razón, que qué tiene que ver la política provinciana española con este cementerio. En realidad nada, ya nos gustaría. Pero la historia merece ser contada y analizada. El relato me lo contó Rob, marido de mi amiga Winifred, los mejores amigos no washingtonianos que una puede tener allí. Rob es neoyorkino, serio pero con ese humor de la gente seria que les hace ser muy divertidos. Su afán por la historia y por conocer los orígenes del continente americano, le han llevado a investigar mucho sobre el tema. Así que no podía tener mejor guía para semejante visita. Como fuimos el fin de semana del 4 de Julio, aquello estaba de bote en bote, con autobuses, microbuses y carritos de golf subiendo y bajando por doquier. (El turista medio americano si que es de otra liga...ríanse ustedes de los japoneses.)

Toda esta tierra pertenecía a la familia Lee. Robert E. Lee fue unos de los protagonistas de la Guerra Civil Americana (1861-1865) como general de las tropas del Sur. Fue un genial estratega y así le recuerda la historia. Murió en el campo de batalla. Tras su muerte (y saltando muchos detalles que seguro son importantísimos) y acabada la guerra, los ánimos entre los estados del Norte y del Sur estaban caldeaditos. Así que Lincoln hijo se puso en contacto con el hijo del gral. Lee y heredero legítimo de esas tierras. Con gran visión, le comentó a Lee Jr. que pronto harían un monumento a su padre, el Lincoln Memorial, y que se situaría a algo más de una milla en línea recta de su propiedad y que mejor símbolo de reconciliación que albergar en sus tierras el cementerio donde descansarían todos. Tras varias negativas, negociaciones y la aparición de correspondencia entre ambos padres, Lee jr. accedió a la donación y ahora mismo, el puente que une Lincoln Memorial con el cementerio de Arlington es un símbolo de unión y reconciliación para al país. ¿Os imaginas semejante talante en España? Yo no. 


Vistas desde la casa de Lee. Al fondo, el Lincoln Memorial
Detrás del obelisco, Arlington. 

Impresiona mucho la tumba del malogrado presidente Kennedy, su mujer y dos de sus hijos. Una llama prendida recuerda que ahí descansa un símbolo, un héroe o un presidente al que se llevaron por delante autores desconocidos, por discrepancias más o menos conocidas. Es de los únicos puntos del lugar donde se pide silencio y se guarda un respeto, un tanto hipócrita pero en señal de infinito respeto.  





Aquí yacen los rebonicos de John y Jack. 


En realidad es bonito ver como descansan en el mismo sitio negros, blancos, los del Norte y los del Sur; judíos, cristianos y gente sin inclinación espiritual reconocida. Incluso una descendiente de Pocahontas que, según las crónicas, fue la primera en reposar en este lugar.  En fin, que como el muerto al hoyo y el vivo al bollo, yo voy a seguir con mi "triste vida de Ph.D" disfrutando del verano americano. Si queréis andar más actualizados de las andanzas, la cuenta de Instagram La Maleta de Flores está bastante más activa, que últimamente entre rooftop y rooftop, ni tiempo tengo para contaros milongas. ¡Besos y abrazos desde la Gran Manzana!






Aquí mi compañera de andanzas Gabriella,
que fue la segunda atracción turística en el lugar ;-)

domingo, 28 de junio de 2015

Encuentros epifánicos en Nueva York

Los días de lluvia en Nueva York te dejan poco margen de maniobra. La lluvia aquí moja como en las el películas: desde el primer segundo. Los goterones que inundan el metro, se convierten en riachuelos que transportan la basura acumulada en las aceras en dirección al dowtown, como si ir  al Soho o a Nolita les hiciera menos basura y más fashion

Gracias a la lluvia te paras y pones orden entre los legajos que has ido acumulando de bares, museos y bibliotecas en los últimos días. Entonces te das cuenta (una vez más) de que conoces todo y nada de Nueva York al mismo tiempo. Y se da ahí un "encuentro epifánico" con una verdad que rumiabas en tu cabeza, gracias al ingente trabajo que Hollywood hace para exportar su no-cultura al mundo. Y de repente, cobra sentido que en melodramático El Diario de Noa, los protagonistas se empapen cuando se funden en el beso del reencuentro (y yo que pensaba que era una licencia literaria para dar más intensidad al momento). El encuentro epifánico yo lo defino como el cierre de un circulo compuesto por un no sé que, que qué sé yo que de pronto cobra un sentido total al toparse con su referente real (perdón por la deriva filosófica). Como cuando entiendes el proceso de derivar e integrar. Ahí hay un encuentro epifánico. En Nueva York se dan constantemente, tanto personales como universales. 

A veces hay que venir a encontrarse a una ciudad que está absolutamente perdida, que no es de nadie y no tiene nada, pero a la vez concentra todo lo que uno en su imaginación desea. Porque Nueva York es la ciudad del sueño americano, pero también la de los juguetes rotos de los que nadie habla. El de los "veteranos de guerra" que a penas tienen 25 años y piden en la calle; el del artista que toca en la calle desde hace cinco años, engañado por la fábula del sueño americano esperando que un buen día, un productor le de su tarjeta y le diga "Call me!"; o el de las bailarinas que se pasan horas y horas compitiendo entre ellas para lograr un puesto en una compañía, sin percatarse de que pronto sus cuerpos esculturales cambiarán y la lozanía de su juventud actual, llegado el momento, será sustituida por otra más lozana. 

Y mientras llevas días rumiando la idea de la dureza descarnada de esta ciudad maldita, llena de experiencias enlatadas y anabolizadas que te hacen creer que estás en un sueño, cuando en realidad estás en medio de la nada, tienes un encuentro con una verdad más universal de lo que tú mismo pensabas. Quizá la primera semana es un cúmulo de sentimientos encontrados, entre lo añoranza de lo dejado atrás y el ansia de conocer lo nuevo. La segunda todo se va taimando y comienzas a pararte y a observar, y superas ese espíritu de turista para intentar convertirte en un newyorker más en el tiempo que dure tu estancia.  Y ahí si se produce un choque de trenes entre la ensoñación de Hollywood y la realidad neoyorkina, porque comienzas a conocer gente: gatos de toda la vida de Nueva York o neoyorkinos de segunda generación; inmigrantes que llevan doce años persiguiendo su sueño y los recién llegados que rezuman ilusión. Y escuchas sus historias como la de que al menos un fin de semana al mes, hay que salir de la ciudad para no enloquecer y todo pierde ese glamour que creías que venía de serie con el pack de viaje. 

Poco a poco, todas estas ideas comienzan a ordenarse en tu cabeza en una dirección a la que no quieres dirigirte. ¿Cómo decir a los que están lejos, envidiándote aunque sea un poco, que ves cada día al menos un ataque de pánico y/o histeria en medio de la calle en gente que parece tan normal? ¿Cómo explicar que existe un racismo latente de negros hacia blancos que padeces en cada transacción diaria? (porque efectivamente, los trabajos más bajos en la cadena social, los hacen ellos. Y tengo contacto directo con esta realidad al comprar café, el lunch o el papel higiénico). Ni que decir tiene todas esas personas que te hablan afablemente no porque te conozcan o les caigas bien, sino porque buscan no perder la capacidad de habla y contacto humano que tan poco practican. Esto, señores, es Nueva York. También es Broadway, Times Square y el MET. Pero de eso ya se habla en las guías. Y en medio de todos pensamientos, te haces a la idea de que eres una persona negativa, de esas que ven la botella medio vacía. Y es ahí, cuando ya estas en el punto más bajo de tu deprimente pensamiento, cuando tienes un encuentro epifánico con E.B White y Elvira Lindo (he de confesar que con ella ya había tenido unos cuantos). A sus relatos les separan más de 60 años pero ambos cuentan lo mismo. Y entonces respiras tranquila y te alegras de no ser la única que ve los puntos negros de una sociedad que parece muy pulcra. Y las ideas empiezan a bullir como hacía tiempo que no lo hacían. Y entras en trepidación con ganas de escribir una entrada en el blog, que más que un post sobre un viaje, es una sesión de autoayuda para clarificar tus pensamientos y ver que tienen sentido. Por eso, lo próximo que escriba sobre esta ciudad será las cosas que he aprendido a través de los ojos de los que la han vivido. Porque, al igual que necesitamos que nos enseñen a leer y a escribir,  también necesitamos mentores que nos muestren las luces y las sombras de las ciudades. Y los únicos capaces de darnos un poco del alma de una ciudad, no son sus habitantes, que siempre hablan desde su boina más o menos enroscada, sino los artistas, verdaderos city-soul-hunters.  ¡Gracias!





viernes, 26 de junio de 2015

Me da igual que seas gay. ¡Esto es NYC!


Vivo en Manhattan, en un barrio gay y me encanta. Lo sé, esto parece postureo, pero no lo es.  En Nueva York, Chelsea ha sido tradicionalmente un barrio con importante raigambre gay. Pero de la 8ª a la 10ª avenida, por la zona del mindtown, no se quedan cortas. De hecho, la iglesia católica que frecuento, de St. Paul* (Columbus Av. con la 60th),  es conocida por ser una de las que lleva la pastoral homosexual en la ciudad. Y sin enfrentamientos ni atentados contra la libertad religiosa como en mi querida España. Y en la semana homosexual por antonomasia, se ha aprobado por cinco votos a favor y cuatro en contra, las uniones homosexuales en todo el país. Así que por aquí andan de celebraciones, pero sin la beligerancia ibérica. Porque aquí amigos, la gente vive su vida y punto. 

Por eso, querido colectivo gay de España: os hago un llamamiento a la normalidad y naturalidad. Si esa opción vital (no solo sexual) la has elegido libremente, bien por ti. En general, no me importa con quién compartes tu vida y quizá, tu plan de pensiones así como con quién te acuestes o con quién te levantes, (este dato no me interesa de nadie, nunca. Pertenece a la intimidad de cada uno). Lo respeto**.

La decoración típica de mi barrio. Esto es en la 9ª. Y todos tan pichis. =D


Admitámoslo: ya estamos en la tercera o cuarta generación post revolución sexual. Yo pertenezco a la primera generación de hijos de divorciados, y eso si que es heavy. Somos esa gente que hemos experimentado en grado superlativo, la desestructuración familiar y la posterior desestructuración social. Cierto que no habremos vivido ni la hambruna ni la guerra, pero emocionalmente hemos crecido en un ambiente hostil e inestable que ha contribuido a que hoy seamos más blandos y débiles que ayer y tengamos hambre de afecto, seguridad y de calor de hogar. Esto también hace que seamos capaces de entender el sufrimiento que otras personas pasan en muy diversas situaciones. Y porque no hablemos todo el rato de ello, no quiere decir que no lo respetemos. Salir a buscar fuera, lo que no se tiene dentro puede ser peligroso. Me refiero a cosas como el autoestima, el amor propio o la personal y libre aceptación. No me impongas tu estilo de vida y sobre todo, respeta que te respete y no trates de poner mi natural sexualidad (heterosexual) en entredicho. No la ataques, porque me faltas el respeto,  atentas contra a mi libertad y sobre todo, distorsionas la convivencia pacífica. Porque si atacas como colectivo, habrá respuesta de otro grupo. 

La aceptación es una cuestión personal, no colectiva. Yo os acepto como sois. Tengo amigos y parientes gays y lesbianas a los que quiero y respeto, siendo este afecto algo recíproco. Y del mismo modo que me cansa la espiral informativa sobre Pablo Iglesias, Mayli Cyrus, Grecia, Rajoy o Ylenia, me agota la presión sobre los temas LGTB en general. A ver, estás en la agenda de todos, desde la ONU hasta los ayuntamientos. Lo has conseguido y si era lo que querías, colectivo gay, ¡ole y ole! porque ya lo tienes. Nos sé de qué servirá, pero es una conquista social anhelada y ahí está. Pero de verdad, destierra la artificialidad y el discurso casposo. Recuerda que los años y las generaciones van pasando y algunos siguen con los mismo clichés y discursos de los 90. Los millennials somos otra historia, y aquí en Nueva York se nota. Y no es porque la sociedad sea más abierta, o haya más libertad, sino que es porque cada uno vive su vida sin meterse en la del vecino (España, el deporte nacional es criticar, juzgar y husmear en la vida del vecino, así que pongámonos las pilas es esto...). En mi barrio neoyorkino no hay problemas de convivencia por razones de raza o de orientación sexual. Y no es porque la gente mole más, sino porque cada individuo así lo decide. Quizá Texas no sea un lugar seguro si piensas diferente (tampoco creo que lo sea para mi), pero en general la convivencia pacífica y respetuosa es un hecho.

A título individual, un gay mola, puede ser pesado, charlatan o simpático, como todo hijo de vecino; como te puedo parecer yo. Pero a nivel de colectivo, eso otra historia... te presentas como estridente, alocado, chillón, vengativo y un pelín escandaloso. Y de verdad que la gente de mi barrio con la que convivo a diario no es nada de eso. Los hay educados y simpáticos, los hay extrovertidos y humildes... pero no reúnen todo un festival de estridencia en su persona.  Aunque el colectivo gay en mi escala de grupos sociales ha subido muchas posiciones gracias a la última campaña de Dolce & Gabbana 'Viva la mamma', aunque tampoco profundizaré más en ello.

Delicioso homenaje a la madre después de muchos años de hipersexualizar
a la mujer. ¡Bien por Domenico y Stefano!


Queridos todos, no quería dar doctrina. Tan solo mandar un mensaje sosegados ante la radicalización propia de estos días, tanto de unos como de otros. Fuera de la burbuja nacional, las cosas se ven de otra manera. La convivencia y el respeto son posibles. ¡Brindo desde algún rooftop por un día del Orgullo Ciudadano! ;-)








* He prometido post sobre la parroquia pero aún estoy en fase de preparación...
** He repetido la palabra respeto y sus variantes al menos ocho veces. No he buscado sinónimos a propósito. Tampoco he querido usar la palabra tolerancia, por esa noción filosófica que se refiere a permitir lo malo. Y si algo nos está enseñando este Papa es a no juzgar al vecino, porque con dicha vara nos juzgarán a nosotros (y donde realmente importa). 

domingo, 21 de junio de 2015

Welcome Summer to NYC!

Hoy comienza el verano en el hemisferio norte, y que mejor manera de celebrarlo que saludando al sol. Por eso, hoy ha tenido lugar el mítico día del yoga al aire libre en Times Square. Desde las seis de la mañana, cientos de adictos a esta disciplina se han dado cita en la calle para darle la bienvenida al verano en un evento anual ya ineludible. 






Mientras unos íbamos buscando el aire acondicionado de tienda en tienda, otros se tiraban al suelo (con esterillas y toda la pesca) para mostrarle sus respetos al dios Helios. Aquí ya empieza a apretar el calor y los 30ºC de hoy hacen impensable hacer deporte al aire libre... 
En realidad yo también le he hecho mi propio homenaje al verano asistiendo ayer a una barbacoa en la isla fluvial que posee un afamado profesor, de una conocidísima universidad americana. Ahí mismo me enteré que su mujer, abogada de profesión, es de las personas más influyentes de los Estados Unidos, ¡BIEN POR ELLA! Os haría un reportaje minucioso de cómo es poseer una isla en USA y de cómo la barbacoa del verano que ahí se celebra, es uno de los eventos de la temporada, que congrega a casi 200 personas de hasta 18 nacionalidades. Pero como comprenderéis, me sabe mal publicar aquí fotos y destripar los entresijos de tan solemne evento. Solo os diré que fueron magnificos anfitriones, y que las hamburguesas y hot dogs hechos al momento, corrían por esa finca como el calimocho en un botellón de quinceañeros. 

Sigan con sus rutinas; yo les envío saluditos desde la big apple! 
Nunca había visto tantos culitos en pompa a la vez =P

Esta parece la postura de seducción "y saca pecho" de Una Rubia muy Legal...