sábado, 1 de febrero de 2014

Día I. De los picos a los alpes



El choque cultural entre España y Suiza se nota desde que uno pone el pie en el aeropuerto internacional de Zurich: no hay gritos, no hay aglomeraciones; todo es pausado y calmado. El rastro del estilo made in Spain quedó en el avión de Vueling, donde me eché una siestaca de altura, solo interrumpida por unas turbulencias a 20 minutos de aterrizar. La verdad es que mola bastante que las instrucciones y todo esté en castellano y que el comandante sea un cachondo. Eso no lo encuentras en Patera-air... (u know) 


El tram nº 10 y el autobús 33 fueron los encargados de dejarme sana y salva cerca de mi nuevo hogar. Con 33 kg de peso llegué a eso de los 20,00 a mi destino, previo rodeo padre causado por una mezcla de lateralidad cruzada-brújula estropeada-vena rubia a 1000 por hora... Allí me esperaba Nuria, una amiga 100% española de mi compañera de piso. Aquí os dejo algunas cotillos del ligar: mi habitación, la cocina, el salón y las vistas.

Unas amigas de mi compañera de piso (2 suizas y una rusa) vinieron a ver al espécimen español y en fin, ya tenemos organizada una cena española para dentro de na.

Por aquí hace un frío moderado. Es decir, 7 ºC con solete. Parece que mañana caerá el gran diluvio pero a la espera ando. A los que tenéis un ritmo ordenado, organizado y militar esta ciudad puede que  os guste. Los transportes públicos son hiperpuntuales y están muy cuidados (al menos los que yo he usado) y toda la ciudad esta muy bien conectada.  En futuras entradas os contaré algo más sobre horario-comida-costumbres. 


1 comentario:

  1. ¡Se nota que tecleas en un Mac! Así da gusto, esta maleta tiene mucho que contar! Estamos todos con ganas de leer más!!

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